martes, 30 de noviembre de 2010

La noche vestida de mierda


Seguramente el tipo no la quiso matar, (dice la señora que cuida a monseñor), ella no respondió lo que el quería oír, y bueno, así le fue. La cosa es que ella amaba más a su madre que a su padre.
- Y… (Pienso por un segundo), que bueno que pudo responder, así es el amor ¿no?. (La vieja me mira con mala cara y se acerca apresurada a las chusmas que se agolpaban para ver al asesino)
Y si, que bueno que Isabel haya podido responder, pero hoy, aquí afuera, está lejos de advertencias, la ambulancia del SAME se la lleva tapada con una bolsa negra que le llega hasta el principio de la raya de sus cabellos, seguramente la van a velar sus tías, si, seguro que Pieve está preparando la sala y sus amigos ya se han empezado a enterar.
Entro a mi casa y prendo un pucho… lloro. La verdad es que la extraño mucho a Claudia, debe ser este olor a muerte que envicia el aire del barrio, pero ella está muy lejos de mí, cada vez más lejos. Y para lo que es peor, está feliz, la he perdido, para la felicidad ya no hay remedio.
Hoy la bruja esta que tengo de amiga andaba con los caracoles en la mano y no tuvo mejor idea que tirármelos a los pies.
Chak, chak, chak, chak…(Silencio)
Se agacha, los recoge, me mira medio con lastima y se da vuelta quejándose en voz baja.
-Ehhhh!!!! ¿Que viste?... Decime que viste che!
La muy yegua apura el paso y se pierde entre los alumnos.
Esto seguramente vio.
Un amante preso al que voy a tener que abandonar, porque que diría la gente. Mi mejor lengua se pondría valiente y acabaría amoratada, trasladada por el SAME vaya a saber Dios a donde, ya ni me importa, ya no me sirve. Pero el peor presagio vendría de las manos de las lagrimas, llanto por mi pequeña, a la que amo más que a mi vida, a la que nuestra sangre nos quema como el acido por las venas y no nos quejamos porque nos gusta, a la que me cuesta mucho dejar crecer y ver en su rostro, un rostro humano.
Pero hay que callar, por Dios (me persigno), pero que va a decir la gente!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

5. A los 14. Casi un ser humano.


Lo feo de las despedidas son las habitaciones ventiladas
Y el olor a azufre de los volcanes que se han contenido el vomito.

A los 14 le entregue las reliquias de mi familia a una serie de paganos
Que no vale la pena nombrar, ni recordar.
Lo que es peor,
A las doncellas de la familia le enseñaron siempre tarde lo del cristal mágico,
Da vergüenza,
Es tabú,
Yo no sé,
Lo único que sé es que el mío se ha roto y puedo verme hasta el corazón.

Las moiras han delineado mi destino para esta altura,
Y he podido torcer sus hilos y tejer algo nuevo,
Actitud que se me iba a volver vicio con el paso del tiempo.

A los 14 fue la primera vez que salí a pasear con Caronte,
Lo bese en los labios, y desperté las pasiones de los dioses,
Claro está, que volví para “callarlo”.

Pero también perdí batallas,
Pero se fue fogueando mi corazón
y minando mi criterio y la manera de encarar las cosas.

No quiero ser ni esposa, ni hermana, ni hija,
Mucho menos novia, pero si amiga,
Yo puteo, no pego.

Fue mucho para mí mirarme al espejo
Y descubrir que la jaula había crecido y ya no sentía a la niña…
Esta vez, era casi un ser humano, pero no sé muy bien que era.
Mi estado: Critico.

miércoles, 14 de abril de 2010

¡¡¡Vení!!!!


Yo te observo… casi siempre lo hago cuando llegas al bulín… siempre con tu porte de lord inglés, tus cabellos rubios, tus manos desobedientes adornadas por la pipa de tu abuelo… hoy tenés las piernas fuertes como un potro salvaje y una barba de niño que te dibuja el rostro de hombre fuerte.
Yo siempre sentada en el mejaharí del gran salón de la chilena, piernas cruzadas, cabellos sueltos, boca sangrante y un cigarrillo entre los dedos que invite a la bestia a morderme toda la piel…
El anzuelo es perfecto, o es el mejor que pude encontrar, yo se que a vos te gustan mis medias de red y los tacos desgarrando el aire… vení… mis piernas te esperan afiebradas… vení… pone tus ojos en mi…y dejemos que el destino nos aniquile… vení el cuarto esta preparado… por favor vení… te lo pido como una perra hambrienta y eso es mucho para un miserable como vos…



Y vos… y vos venís, me besas los labios y luego, como siempre… te vas.

viernes, 9 de abril de 2010

sábado, 27 de marzo de 2010

SOY POCO PARA TI, MUCHO PARA TI, PERO JUSTA PARA NADE...


- ¿Qué ha cambiado?
- He cambiado querida, ya no soy más un chico común y corriente…
- Que lástima…

Hoy respira por ultima vez los aires de una patria prestada, se baña en ese mar en el que alguna vez naufragaron los hombres de la isla… si tan solo es magma endurecido por la lluvia, si tan solo es la vida y la esperanza de otros miles a los que no les conoce el rostro, si tan solo es… un chico, tan común y tan corriente como eso.
Hace unos años el chico se puso las alas de los cóndores patagónicos y emprendió vuelo hacia una gota aislada del resto, con su mochilita abarrotada de miedos, y de reliquias otorgadas por sus ancestros, mochila que se volvió morral y viento, que hoy ya no es mas un sueño, que hoy, como ayer, es realidad..
Estira las piernas hasta tocar el suelo y siente que las manos ya no le pesan y en sus dedos se cuelan los restos, los restos de un niño bueno… y aquí esta el chico, tan común y tan corriente, que se diferencia del resto…

- ¡Que has logrado!… si has logrado, ¡que has luchado!, si, también has luchado… y por sobre todo ¿que has olvidado?… tu sabes que has olvidado.
- No, no he olvidado.
- …

Sabe Dios que se me han llenado los ojos de lágrimas más de una vez por tu causa maldito, sabe Dios y no sabe, porque me he escondido de sus saberes, Sabe Dios y no sabe, por que lo he dibujado bien en mi rostro y lo que es peor, no lo sabe porque le mentí también (tan- bien) a los Dioses paganos, primos hermanos de aquel oscuro maestro… asegurando que no lo sabe, porque en la familia se confía, no se duda… y porque uno nunca espera una hija mentirosa.

- No pierdas tu tiempo conmigo.
- Yo no pierdo el tiempo con nadie.
- Mejor así.
- ¿Así?, ¿así como?
- Así, bien claro entre los dos.
- Nunca hubo claros entre los dos, no te equivoques conmigo…

Tus pies dibujan la arena de la mas infinita orilla, y las lágrimas se mezclan con el agua salada que borra tus huellas y prometes volver…
La academia espera tu partida, los cajones han murmurado tus últimos minutos, el agua de la ducha se enciende para limpiar tu cuerpo, y llora, y llora lágrimas sin sal ni sobras… secas tu cuerpo con el paño del olvido y te vistes la piel desnuda con la ropa que ha desgarrado el sol y la gracia, y emprendes viaje de vuelta, ya no como niño con mochila y alas… vuelves como hombre, sin alas lo cual es una lastima, vuelves con algo mas valioso que los miedos, vuelves con tristeza y pensamientos, vuelves con saberes en la mollera y un papelito que lo comprueba, pero el punto es que vuelves…

- Vuelvo para volverme a ir.
- Haces bien, siempre y cuando sea para ser feliz.
- ¿Qué buscas de mí?
- Nada.
- ¿Por qué suenas todo el tiempo como si me amaras entonces?
- Porque te amo.
- ¡Pero yo no te amo mujer!
- Ya lo se.
- … ¿Entonces porque me amas?
- Porque mas allá de que vos me ames o no a mi, yo te amo, aunque me cueste decirlo, mucho mas me pesa sentirlo, porque te amo te dejo ir caminando por la calle contraria a la mía, porque aquí no se trata de mi y si de que vos seas feliz.

Y ahora soy yo la que te pide que te marches, porque yo también deje a mi patria y mis ancestros por este suelo bendito, mi aire ya no está viciado de palabras desencontradas y risitas burlonas, ahora puedo sentir como respiro, porque yo no soy mujer de mundo y si de paraísos ocultos, como me lo cantaron los brujos que me pusieron en el vientre de mi madre… “la niña del desierto, la niña de los llantos de sal y los pensamientos oscuros, del corazón envuelto en tormentas de arena, la niña caminará y encontrará, en medio de la nada, un pequeño paraíso”… y aquí estoy, yo me quedé en este puente porque me hace feliz a mí, aunque no estés vos, así que puedes seguir tu paso…

miércoles, 10 de febrero de 2010

Selva... (o, bajo los efectos alucinógenos de alguna droga)


Se abrió el telón, se abrió el libro, y de pronto me hallé de pié frente a una enorme selva delineada por la luz de la luna.
Pequeños ojos, lenguas y el sudor de los árboles; mis sentidos no han podido diferenciar más que eso esta noche, y los tambores me invitan a correr.

La ninfa me había pedido los detalles de la expedición, quería saber qué se sentía poder volar, besó mis manos y sopló en mi rostro sus cristales; La tormenta había pasado, o aún no había comenzado...

¿Correr hacia donde?, ¿Correr hasta cuando?, ¿Correr porque?, ¿Correr?... millones de interrogantes se cruzaron por mi cabeza en delirantes segundos a los cuales mis pies le ofrecían resistencia.
Las hojas me rebanaban la piel de brazos y piernas... ¿Y yo?, y yo solo corría y no sólo corría, escapaba... ¿Pero de qué?.

No era un buen momento para dejarte y sin embargo te he dejado, ahora me persigues con ánimos de recobrar todo aquello que has perdido, aquello que no te he pedido, tus momentos, tus gotas, tus palabras, tus pasos, tus caricias, tus nombres, tu amor...
¿Y yo?... y yo no puedo desprenderme de todo aquello y al correr las baratijas me pesan, pero no desisto y corro.

La huella me sigues de cerca, el crujir de las hojas te delatan, los mosquitos me lo cuentan al oído y la luna juega en mi contra por que te ama, lo sé; siempre lo he sabido, ella te ha dado lo que yo no he podido... la luz y la calma.

Y de pronto me detengo... se que también lo has visto; y espero hasta que te pongas a mis espaldas para confirmártelo.

- Ya no escapo, el fuego me ha encandilado y no puedo detener mi sed de pecar. (te digo)

Siento ahora si, tu respiración en mi espinazo y antes de que digas palabra, o peor aún. que tus manos desgarren mi piel, me doy vuelta y tapo tu boca, miro la brea de tus ojos cansados... desesperados y te digo al oído que no te muevas...
¿Y vos?... y vos obedeces, como siempre, como cada vez, porque es lo que has aprendido a mi lado y el habito aún no se ha esfumado de tu cerebro pequeñito.

Destapo tu boca y pierdo de vista la brea... voy al fuego sin hacer ruido. Detengo mi respiración, aligero mis pies hasta flotar, lento y con los ojos del cazador observo cada detalle de los tizones en el viento, me acerco...
¿Y vos?...
y vos me miras.

La densidad de la selva se ha evaporado, el ruido de las hojas y las voces de los animales, incluso la tuya han desaparecido; solo escucho los tambores y el rechinar de la madera cuando el fuego la conquista, sigo avanzando hasta el mas claro de los claros...¿Y ahí?... y ahí estaba él, sentado frente al fuego dándome la espalda, aún no ha tomado en cuenta mi presencia.

Era todo muy raro, quizás no raro y si novedoso, de su boca salían sonidos en lenguaje aborigen, al igual que los tatuajes en su piel y en su cabeza desnuda, todo me decía que me encontraba frente a un importante brujo.

¿Y él?...
y él cantaba, y de pronto también fumaba. Ese ritual me llamo poderosamente la atención, ya que de esa pipa larga que sostenía entre sus manos y entre sus labios no se destilaba humo.
Pequeños gusanos, mas parecidos a huevos de hormiga negra que a larvas de mosca salían de la mirilla de la curiosa pipa, y antes de tocar el suelo estallaban dejando escapar de su interior una especie de animas que gritaban y silbaban en torno al fuego, alimentándolo, besándolo y danzando con él en una banda infinita.

¿Y él?... y el se encontraba extasiado con lo que estaba sucediendo... ¿Y yo?... y yo no perdía detalles de todo aquello; ¿Y yo?... y yo también estaba excitada y perdí la noción de mi cuerpo, de mi tiempo y de mi misión... y me dejé caer.
Los dedos de mis pies dieron muerte a una hoja ya seca que descansaba en el suelo y fue la misma intrusa quien le gritó mi nombre al guerrero... ¿Y él?... y él y las animas en el fuego me miraron con ojos de furia, sórdidos gritos corearon mi suerte imposibilitándome el escape... ¿Y él?... y él me sostuvo fuerte el brazo y arrastró mi humanidad al fuego... ¿Y yo?... y yo me dejé vencer y me entregue a aquel ritual de purificación.
El fuego desintegró con su calor mis vestidos y mis joyas, derritió mis cabellos, mis pestañas y cejas... pero no me quemó la piel.

¿Y ellas?... y ellas me comenzaron a girar alrededor, las animas se entretejían unas con otras vistiendo mi cuerpo desnudo y me susurraban la suerte de las damas curiosas... ¿Y él?... y el nos observaba y esperaba...

Cuando todo estuvo listo el hechizero metió una de sus manos al fuego, las animas lo miraban con una sensualidad inmejorable; ¿Y él?... y el buscó mi mano y me sacó del vientre del Dios Fuego.

Sacó de uno de sus bolsillos unos pigmentos con los que tiñó con líneas extrañas mis ojos y mi boca. Lamió el néctar de mis pechos que con el roce de su lengua se teñían de negro, como una gran mancha oscura que se extendía con vertiginosa rapidez por mi cuerpo... la saliva de su boca se evaporaba en mi piel... ¿Y yo?... y yo ya no era una dama curiosa, tampoco era ya una dama, ni una curiosa, mucho menos una mujer, mucho menos la mujer de otro, ni la suya, ni la del fuego...
¿Y yo?... y yo me había convertido en una de las fieras salvajes que habitan aún en esta selva de almas perdidas y mi tarea aún no se haya cumplida.

(- ¿Que ha sido de aquella fulana a la que le encomendé detalles? (Grita la buena actriz))

¿Y yo?... y yo gritó aún más fuerte:

- “¡Me he convertido en ninfa y hago pecar de poderío a las desafortunadas mujeres terribles. Les hago prometer para no cumplir, les hago y les deshago la suerte.
- También me he convertido en hiedra, en serpiente y en hoja delatora que grita la suerte de las curiosas damas, que ríe y que llora.
- Me he convertido además en larva y en hada y miro con sensualidad al guerrero (otro buen actor), y protagonizo la triste escena que se monta, una y otra vez.
- Me he convertido (por tu hechizo desgraciada) también en pigmento que se aloja en los dedos del extraño hombre y que mancha la piel de las miserables...
- Y por ultimo, para cerrar el telón de la obra de tu teatro, te escribo que también me he convertido en tatuaje, en alma y en hechicera desgraciada, y me encuentro y me pierdo, pero ya no puedo salir de esta selva, escenario de la desesperación!”...

Y ahora si... ahora si...

- ¿He cumplido mi tarea?
- ...
... Y ya no hay voces, y ya no hay nada mas que decir.
Cuando los telones se cierran, los actores se sacan el maquillaje y los disfraces duermen; el teatro se oscurece y no queda nada, y no queda nadie.
Del otro lado de la calle, los lechos cobijan a infelices con pinta de seres humanos. Y eso es lo que sos, una infeliz. Y eso es lo que también soy, una infeliz. Pero esta infeliz ya no es, y eso nos diferencia insignificante criatura.

- “¡Ahora niña, cierra la tapa de tu libro, no termines de leer la historia y guárdame en el ultimo anaquel de tu biblioteca!. Que la selva se vuelva polvo y el viento nos haga desaparecer!!!... ¡que una y otra vez volverá a suceder ... “Pero ten cuidado pequeña, que algún día serás dama. Ten cuidado, por que tu curiosidad tarde o temprano me traerá de nuevo a tus manos, pero esa vez terminaras la historia porque tu suerte estará en mis manos...”

miércoles, 3 de febrero de 2010

El Cuerpo de Cristo... (o, para el muchachito servicial)


El viento comenzó a despeinarme los cabellos y yo procuré no alejarme de la nube de tormenta.

- ¡Dale corre!, ¿Qué esperas, que te parta un rayo?; ¡no ves que en el noticiero dijeron que se venía el fin del mundo!, ¿Qué esperas? ¡Corre!.
Incline mi rostro al cielo, cerré los ojos y comenzó a llover, estiré las manos y acaricie las gotas de lluvia; Creo que a Amalí no le gustó mucho mi idea de que me parta un rayo, la sentí quejarse por lo bajo mientras se alejaba, y quizás tenga razón y sea yo una loca prostituta de los mas peligrosos placeres, y quizás tenga yo razón y sea ella una cobarde más... ¿Quién lo sabe?, y si todo sale bien, nadie lo sabrá.

Esa tarde a pesar de todos los pronósticos ella salió a caminar por la plaza de los mil semblantes y se sentó en un banquito a leer las letras de aquel fulano que le quitaba el sueño por las noches; El ángel gris de los cuentos de Dolina cuando se acerca a su ventana procuraba cerrar bien el saco de los sueños para que la niña de las piernas raspadas tenga en quien pensar en las horas de pernoctar, y ese es el verdadero castigo en toda esta historia, que aquel a quien piensa, duerme cerca de ella todas las noches. Pero el punto es que este muchacho, al que los Dioses han otorgado una belleza incomparable, se había atrevido a empuñar su pluma y a hostigarle todo el cuerpo con sus letargos malogrados... y a ella... y a ella le gustaba leerlo, una y otra vez, y otras incontables veces mas, párrafos y guiones, palabras y letras... cada centímetro que dibujo en el papel sus manos pensando en ella, atraparon su atención y robaron todas sus sonrisas; hasta que por fin cayó en cuenta que todos los pronósticos estaban acertados en su mensaje apocalíptico, la bruja, la actriz, la niña de las rodillas raspadas, la mujer de los ojos negros y el cabello revuelto, la hechicera y mariposa negra, la mujer vestida de mascaras y nombres alquilados, ésta mujer prostituta de placeres peligrosos, ésta que cuando se acerca el fulano no sabe que hacer y cuando se va, lo sueña en su cama desgarrándole la piel con su boquita de niño lindo, esta que atiborra su boca de granos de café y espera que él acerque su taza de agua caliente para beber juntos, esta idiota que cree que las palabras del fulano son solo de ella, sin querer saber que están mas gastadas que la moneda que gira en su bolsillo cuando camina por las calles del laberinto en donde vivimos; Si, esta idiota que lleva en su vientre los hijos bastados de padres sin rostro ni voz y que llora como niña y guarda los papeles en su morral de baratijas. ¡Si!, la maldita impostora que se acomoda los cabellos, que se seca el rostro y se pinta los labios fingiendo tener todo controlado, y que ni bien se para de ese puto asientito de plaza apresura los pasos y divisa a lo lejos los movimientos de este fulano que viene corriendo a su encuentro, lo choca, lo huele, lo acaricia, el la besa, la lame, la despeina, la desviste, come de sus labios color frutilla todas las frutillas que ella guardó solo para el; ella lo desviste, lo sabe, le saca con la lengua el perfume gastado de las señoritas que la precedieron, lo tira al colchón de adoquines y luces, le canta, y el le sonríe, le aprisiona con sus piernas blancas el poderío de su sexo y gime con fuerza, el le arranca el sostén y acaricia sus pechos de niña, le dibuja con sus manos las caderas, la sostiene, la rasguña, la penetra aún con más fuerza y ella le grita al cielo tronando sus manos contra el piso, haciendo tronar también el cielo; el sudaba palabras, ella sudaba lujuria y lo inundaba, el la lamía como un perro sediento y desgarraba con sus dientes blancos la cereza de sus pechos hasta que se desato la gran tormenta, ella estiraba su lengua como cántaro para recoger el agua que lloraba su padre, el estalla, ella lo mira con los ojos oscuros, lo besa, se para con las piernas cansadas, recoge sus vestidos del piso y tambaleándose en sus tacones viejos camina sin mirara atrás hasta perderse entre los árboles; el se arrodilla desnudo y comienza a llorar, mira al cielo y le pide perdón a su padre por enamorarse así de su hermana; pero es demasiado tarde...

- “Ultima noticia: El Apocalipsis no fue ni eso, nuestra ciudad ha sido azotada por los castigos de un padre que solo se cobró una victima, se trataría de un joven, aproximadamente 23 años, hermoso según dicen. Se sabe que murió inmediatamente después que un rayo lo redujera a cenizas, solo se ha podido encontrar su corazón intacto, los médicos y los curiosos que han observado el extraño fenómeno no encuentran explicación, ¿Estamos acaso frente una señal de Dios, de algún milagro de aquel?; Una señorita de extraña belleza y de imagen dejada reclama sus restos adjudicando ser su mujer y la madre de un hijo del fulano que todavía lleva en el vientre; los médicos, el Papa y todos los estúpidos ciervos de Dios le realizarán las pericias correspondientes a la señorita identificada con el nombre de Magdalena, podría tratarse, dicen los que no saben, del hijo del mismísimo Jesucristo, o del mismísimo Luzbelito. Ampliaremos”.

domingo, 31 de enero de 2010

Lluvia


La espalda jugaba el escenario perfecto para buscar la luna… los astros se habían alineando sobre las sabanas de seda que acomodé sobre la cama…
Te encontré como a tantos otros bajo la lluvia, y como a tantos otros te jugué a vos también una buena mano sobre el paño… buena tirada para una profesional de las escondidas como yo, y pobre suerte para los buscadores de reliquias como vos.
Quinientos años han pasado desde que nací del vientre de mi madre, la piel ha comenzado a sentir la gravedad de este suelo, los látigos del viento y los granos encerrados en el reloj han hecho su aporte a la destrucción de mi belleza… pero debo confesar que adentro me han pasado aún más años de los que delata mi rostro… será por eso que asecho jovencitos en las plazas.
Señores, familiares y novias… todos buscando a la bestia de los rincones ocultos… desorbitados de un sentimiento ajeno al que yo ofrecí alguna vez a sus amados, a sus hijos, sobrinos e incluso a los mismos personajes de alcoba.
La hechicera de eternos cigarros me había dado el secreto y la maldición, ella soplo mi suerte al viento, me recordó la herejía que me esforzaba en olvidar y después se escabulló como una rata por las alcantarillas…

-¿Qué es lo que busca la gente?, me dice mi pequeño hijo…
-La sangre mi amor, buscan la sangre.
-¿Tu sangre mamá?
- Si, buscan la faena, lamerme la sangre.
- Yo tengo tu sangre mamá, ¿me podrían llevar a mi no?, además ayer me raspe la rodilla jugando a atrapar estrellas, ¿podrían llevarme verdad?, no quiero que te suceda nada mamá, cuando mi padre se fue prometí cuidarte, y vos siempre te metes en problemas.

Yo sonrío y sostengo su mano.

- Jamás dejaría que se llevaran a mi pequeño mi amor, me costaste la noche y aun necesito amaneceres, después podrás hacer de tu suerte lo que desees, pero hoy no, Además yo sanare tu herida con mi lengua, como hacen las buenas madres, como aquellas que observas en tu libro cuando apago la luz. Ya se que me meto en problemas mi pequeño, es mi manera de ser feliz, algún día me entenderás.
- Yo quiero un paraguas azul también mamá.
- Tu tienes alas, no necesitas un paraguas azul, ¿Acaso no te he enseñado que los paraguas nos privan de descubrir el cielo y sus bendiciones? Además son para gente cobarde, por eso necesitan juntarse en grandes cantidades, por eso vivimos tan lejos.
- Es cierto, no necesito un paraguas, necesito la luna, por ahora solo la luna, algún día ella me enseñará a ser sol.
- Eso busque en la espalda de tu padre hace años, la luna, y la encontré, tu vienes de la luna, no necesitas buscarla, te la he dado cuando aún eras vientre.
- Te amo mamá.
- Te amo hijo.
- Te odio mamá.
- Te amo hijo.

jueves, 28 de enero de 2010

Mensajes po-éticos con mi ex.


- No respondas, hasta mañana te amo:

Murmullo suave, rasguña
la suave metamorfosis del ocaso
es el llanto mudo
en las sabanas desolado,
que abandonado cual huerfano espera
el cobijo de la madre
tus manos.

Cristalinas tus pupilas,
como noche estrellada;
ilumina la amargura,
oceano del naufragio.

Pared fria me aleja,
tibio tu vientre, que ya me derrite.
Solo un sueño, que ingenuo.

¡¡Cobarde razón!!,
avaricia pagana y desquisiada la nutre,
solo sensaciones...
mundanas y abstractas.

Solo mia te digo...
Yo no amo, te niegas
¿Que seré?
¿Que serás?
Espero no una agonia.
..................................................
Sudas agonía,
la fiebre del esclavo
marchas
manchas.

Escarbo las miserias,
dibujo las paredes rajadas.
Flores.
Muertos que apuran claveles,
no lloras,
me escondo.

El sexo, oculto (apocrifo)
nos llama.

Extrañando a la perra que fui,
la princesa,
las niñas, adolescen... ser mujer.
Silencio.

La cama,
sus manos me buscan.
Las libelulas se escapan
y cabalgamos.
Las piedras
sudan.
Exalamos amores perdidos.
............................................

Suave melodia
surca mi oido.
Miles de sinapsis,
tejen el recuerdo.

Sonrisas, pupilas inundadas,
caricias, besos profundos:
presagios de eternidad,
presagios de fertilidad.

Amor pronunciado,
melodia triste,
penetra turbulenta,
apuñala el seño duro.

Meandros cristalinos
rasgan la tierra en mis mejillas.
Me amas?
Me amaste?
Me amaras?.
.............................................

Paisajes comunes de mar y vapor...
algo ha cambiado.

Sudando la fiebre, llegas....
llego.
No nos deshidrata la sequía,
nos evapora los vestigios del amor que tuvimos de niños.
Algo mas?
si,
la hendidura de tus manos me invita a beber,
no me controlo,
hurto.
No me controlas.

21.15: Me miras, no dices nada.
21.16: Tus ganas se desbordan y te aprietas los bolsillos.
21.17: Nos besamos en el limen de mi casa.
21.18: Tu semen se fermenta entre mis piernas.
21.19: Caigo.

La pared,
el lecho.
- Me odias?
- Aún.
- Me amas?
- ... (Silencio)

Es la segunda vez que me cobijan tus brazos.
Mi esposo, me extraña.
Mis amantes, me presienten.
Mi niña, me llora ...
adentro.

Miro como siempre al infinito,
te desconcertás,
pensás si hiciste bien en aceptar el encuentro,
el número
y los besos.

22.15: Callo tus dudas con mis caricias.
22.16: Los caballos se desbocan.
22.20: Se te explota el pecho y golpeas a la perra.
22.21: te dejo... de nuevo.

Disfruto?...
no.
Me pesas?...
si.
Te extraño?...
como nunca.

Es mi 13er cigarrillo de la noche,
- Te doy fuego?
- Ya me quemas y no sublimo cenizas.
- ¡Pero claro!, siempre fuiste mia
- ... (silencio).

0.00: Me evaporo
0.01: Preparas las maletas.
0.02: Ahorro caracteres.
0.03: Abandonas la pobreza (y mi escencia)
0.04: Me extrañas.
0.05: Te sueño.

Los niños no dicen malas palabras.

El Café que nos debemos...


Jugabas a las escondidillas conmigo, pieza tras pieza y el tablero se tornaba eterno... viniste aquella noche de la mano de los niños que fuimos con una propuesta poco conveniente entre los labios.

(Golpes en la puerta)

- ¡Quien sea no estoy para nadie, hoy estoy gris!.
- Soy un extraño en búsqueda de aventuras... (Sonreí y cuando abrí, ya era demasiado tarde)...
Cuando leíamos aquel libro de tapas rojas, que había sido escrito por los antepasados de algún fulano, fingíamos ser extraños en búsqueda de aventuras... Cuando vos asechabas jovencitas en las tanguerías, y yo te esperaba afuera en el auto para rajar de algún enamorado celoso, éramos extraños viviendo una aventura, y nos gustaba eso de reconocernos y desconocernos... la vida se había tornado bastante tediosa como para dejar en la caja aquellos bombones y vos siempre esperabas mi dulce propuesta. Pero hacía un tiempo ya que me mirabas con ojos de extraño, y ahora me venías a confirmar tus deseos.
Creíste que iba a escabullirme por los rincones del gran patio intentando escapar de vos como tantas otras veces lo había hecho, como una niña escapando del castigo de su padre, pero esta vez no fue así... me quedé suspendida en el aire, casi sin aliento. Gris y todo, frente tuyo, acaricié tu rostro y te dejé pasar...
- Ahora el que propone soy yo...
- Ah, mira vos... y yo pensé que venías a buscar algo de mi, ¿Un extraño te haces llamar?... a ver decime tu propuesta, ya te abrí la puerta y como siempre, aún no ha sucedido nada.
- Me sonó a reto eso...
- Que te suene a lo que quieras, no me importa mientras te suene a algo, yo te advertí, hoy estoy gris, y viniste con una propuesta inmadura entre las manos, agua que se te escapa por los dedos como siempre, a ver cuando te convertís en algo más que una simple marioneta mía, a ver cuando te vas a quitar mis palabras y te vas a dejar ver el rostro, más que por mi, por vos.

Te sentaste en el sillón y te pusiste a llorar, nada que deba sorprenderme.
Yo fui a la cocina a prenderme un cigarrillo y a preparar un café, sabía que la noche se tornaría larga intentando que te alejes de mi, no era la primera vez que lo hacía, pero sin embargo vos siempre regresabas. Esta vez tenía que ser diferente. Ya me había cansado de lidiar con un jovencito tímido, un niño que juega a ser adulto, me había cansado de tus sonrisitas oxidadas, de tu perfume gastado, de tu carita linda... te quería lejos mío, no soportaba verte y saber que soy yo la que construye ese panorama tan patético día tras día... vos ya no eras mi amigo, tampoco un conocido, y ya ni siquiera eras un ser humano.
Te habías convertido en arcilla y yo, en la artista renegada de la obra y con ánimos de destrucción.
Cuando hirvió el agua sentí que te acercabas por atrás acariciando las paredes, aspire muy fuerte el humo para taparme momentáneamente la boca, cegué mis ojos y cubrí mis oídos...
- ...¿Puedo tocarte?...
- ... ...
- ¿Puedo tocarte te pregunté? (dijiste con voz firme y aquí comenzaba nuevamente la partida del niño que juega a ser hombre y no pude más).
- No, no podés tocarme, ¿Sabés porqué?.
- No, no sé porqué.
- Porque los hombres no preguntan, por que los extraños no preguntan, por que los amantes no preguntan, por que los amigos no preguntan, por que los valientes no preguntan y más aún, porque los aventureros no preguntan... y por que vos, sos todo lo contrario a lo que te mencioné, sos marioneta, conocido, amigo y enemigo, cobarde y lo suficientemente tímido como para buscar aventuras y me repulsa pensar que tus manos me acaricien la espalda.

Me di la vuelta y busqué las tazas en la alacena y los granos de café para saturar el agua, el tiempo corría y me había olvidado de que estabas atrás mío con una inexistencia nueva, cortaba el pan y buscaba la manteca.
De repente pude escuchar tu respiración... vivo.

- ¿Por qué sos tan dura conmigo?, ¿No te das cuenta que si estoy aquí es por algo, que siempre abandono mi pensamiento y casi por inercia llego al umbral de tu puerta para verte o sentir tus pasos sin mirar, acaso no te das cuenta que no puedo más así?.
- Y décime una cosa, ¿Qué querés que haga?, ¿Que salga y me arroje a tus brazos como las jovencitas de turno con la que jugamos a las escondidas?, ¿Que te endulce la mirada con movimientos sutiles y los oídos con palabras de amor?, ¿Vos te crees lo suficientemente hombre para que yo me encauce en esa ridícula escena?. Aquí el que tiene un problema sos vos, no yo. Aquí el que “no puede más” y sin embargo nunca puede sos vos, no yo. Aquí el que abandona sus pensamientos para caminar hasta mi casa a no hacer nada sos vos y no yo. Aquí el que se tiene que responder las preguntas sos vos... no yo. Y por favor no me interrumpas más, preparo el último café que vamos a compartir. Cuando la borra se deje ver, tu destino conmigo estará echado, el muchacho que conozco se irá y no volverá sobre sus pasos y daremos muerte a todo esto de una vez por todas.
- Que así sea. Te ayudo con el pan.
- Hacé lo que quieras.
- ¿Lo que yo quiera Luz?.
- Sí... si querés el pan tomá el pan, si querés la manteca tomá la manteca, si querés preparar la mesa, hacelo... no me importa, te dije que no me molestes, estoy ocupada.
- Prometo no hacerlo.

Secaste el sudor de tu frente, te lavaste las manos y la cara, desenfundaste con templanza las armas y con una fuerza descomunal me agarraste de la cintura dándome vuelta y besaste mis labios.
El café me quemaba las piernas y decidiste bajar mis bragas y sentarme arriba de la mesada para lamer.
Untaste la manteca en mis pechos rasgados por tus manos y volviste a lamer.
La azúcar me la metiste en la boca hasta hacerme atragantar y después pediste que me la escupa entre las piernas... y lamiste... escarbaste, untaste, rozaste, acariciaste, besaste, chupaste, agasajaste con tu lengua toda mi piel. En fin... hiciste todo aquello que viniste a hacer cuando tus manos tocaron mi puerta.
Y yo... y yo solo prepare el café que nos debemos, firmando entre tus brazos mi sentencia de muerte... el vaticinio de la borra desnuda entre mis piernas se había cumplido, la trampa había saltado desnudando dos humanidades y el viento norte cerró la puerta.

viernes, 22 de enero de 2010

Moraleja


Eduardo - Si, evidentemente lo volverá a hacer…
Juan - No, fíjate bien, hoy esta vestida con cascabeles y se ha dejado ver los brazos.
Eduardo - Si, pero mira sus labios, siguen sangrando, y su cabello no ha cambiado de color, y lo que es peor,aún no se deja ver el rostro, seguro que hoy también jugará a las escondidas…
Juan - Pero hoy los ojos los tiene distintos, hoy tienen brillo, dale fíjate bien y vas a ver.
Eduardo - Si tenés razón, pero convengamos que cuando salía con aquel hombre que la amó también le brillaban los ojos y mira donde terminó todo, además no vamos a suponer que está enamorada de su marido, esta mujer no se enamora…
Juan - Si es verdad, pero bueno, mejor la dejemos de observar tanto, no vaya ser que corramos con la misma suerte que aquel infeliz.
Eduardo - ¿Y que observaremos ahora si no es a ella?
Juan - A los pájaros, por ejemplo. Mira allá hay un picaflor, o mejor veamos las piedras del camino que nos lleva a casa.
Eduardo - Mira, el pájaro ha caído en las redes de la fulana, se ha apoyado en su hombro y ahora reza por un minuto más de aire.
Juan - Pobre animal, se ha confundido de néctar.
Eduardo - Pobre animal que creyó dulce al veneno y hoy observamos el matiz de su propia muerte.
Juan - ¡Ganaste!... Tenias razón, hoy lo volvió a hacer.
Eduardo – Si, pero aún no se ha conformado, no te olvides querido amigo que es mujer, por ende todavía falta para que se halle satisfecha.
Juan – Nos vamos a convertir en piedra, mejor caminemos a nuestros hogares, besemos en los labios a nuestras amadas y acariciemos el rostro de nuestros niños, no nos quedemos tentando la suerte, veámonos, para hoy han pronosticado tormenta.
Eduardo – No seas tonto, no va a sucedernos nada, fíjate bien estamos bien protegidos de su mirada y del roce de su piel, quedémonos y veamos en que terminará este instante.
Juan – No, yo me voy, si hay algo a que le temo es a los días de lluvia, a esta mujer y a tu vaticinio de desgracias. Quédate vos, que yo querido amigo, ya no puedo acompañarte.
Eduardo – Como quieras Juan, igual, siempre fuiste un cobarde, siempre escondiéndote atrás de la máscara de un guerrero y a primera de cambio, cuando las cosas se ponen peligrosas huís como la peor de las ladrones, anda, que tu interesante vida te espera… anda, de todos modos ya me tenias cansando… anda, y ándate rápido que la fulana se acerca a nosotros.

Juan la mira con el miedo de los niños y sale corriendo casi por instinto.
Eduardo se levanta de tras de los arbustos y deja ver su cuerpo a la fulana, intuye que se evaporarán los oráculos y los fantasmas que giran alrededor de aquella dama, extiende su mano y ríe.

La fulana - ¿Usted está seguro que quiere sostener mi mano? (lo mira con ojos provocadores, deja ver sus piernas atrás de los cascabeles y el cabello se le ha puesto negro).
Eduardo - ¿Cómo se llama usted mi señora? Solo sostendré su mano si usted deja ver su rostro.

Ella se despoja de sus vestimentas en el preciso momento en el que los antílopes cruzaban la ladera. Ella regala su desnudez a aquel hombre que la ha reclamado suya y con sus deliciosas manos comienza a lamerle el cuerpo, invitando con sus ojos al valiente joven.

Eduardo – Ya se lo he dicho señora, solo sostendré su mano si usted se despoja de personajes y deja ver su rostro.
La fulana - ¿Acaso no le gusta mi cuerpo, acaso no le resulto bella?
Eduardo – Es usted un cúmulo de perfecciones echas mujer, es usted la mujer mas hermosa que mis ojos han visto en toda mi insignificante vida, pero yo no creo en maquillajes ni en vestidos… yo no amo el teatro por eso le exijo que muestre belleza por otro lado, porque estoy seguro que aquello que oculta ha de ser grande.
La fulana – Soy hija de la espuma… Afrodita me llaman.
Eduardo sacó una manzana de uno de sus bolsillos y se la ofreció de rodillas…

– A la más bella.

Afrodita se arrodilló mordió la ofrenda besando los labios del joven, desnudó su cuerpo y se abandonó a él…

Pero tres melancólicas doncellas aguardaban atrás de un árbol que esto sucediera, que las palabras del guerrero retirado se hicieran carne. Aguardaban y rezaban la suerte de los amantes, aguardaban el momento perfecto que nunca llegaba y que ya estaba tan cerca…

Los últimos granos del reloj se derritieron antes de cruzar la pequeña mirilla y los hilos habían sido cortados, nadie podía ya detener la suerte de estos dos valientes enamorados. Ríen y beben, cantan y saltan… dejan escuchar sus voces al bosque entero, a la aldea entera… como campanadas, sus cánticos anuncian la muerte de manos de las parcas.

¿Moraleja?:
Al igual que en otros relatos… las manzanas siempre son portadoras de desgracias.
Al igual que en la mayoría de estos relatos, las intuiciones y deseos de los hombres… fallan.
Al igual que en otros relatos la suerte de los enamorados nunca es la mejor.
Al igual que nuestros relatos, sabemos que está mal y sin embargo nos gusta.
Al igual que en todos los relatos, las mujeres nunca se hayan satisfechas y por esto su amor lleva a el peor de las tormentos a sus amados.
Y al igual que la mayoría de mis relatos, caer y perder por los labios de nuevas y hermosas damas valen el oro de aquellos que nunca han tenido los hombres y de lo que si han logrado.

miércoles, 20 de enero de 2010

Crónicas de humo


Se me acalambran los ojos no puedo parar de llorar... los aviones no dejan de bombardear nuestro pueblo y la vieja canción suena en la radio intentando calmar la desesperanza.

Rompimos las cerraduras y vale decir que lo intentamos todo, pero los rostros siguen estando grises y el cabello ya se ha muerto. Las pestañas me las arranqué cuando el humo nos dejó de bailar en la nariz y eso te fastidió todo el día, me he dado cuenta.

- No podemos salir.

- Vos no queres salir y sostenes mi mano para no perder el control.

El perro nos grita los nombres delatando nuestras identidades al enemigo, que ya nos huele la sangre. Sostengo del cuello del perro y lo ahogo... mato y río... lo que me evidencia ahora es mi goce, prendo un cigarro y espero la muerte...

Pero a la bestia le falla el olfato, ha de ser la basura que ya no huele, que ya no sabe.. ha de ser esta fé que tienes.

Me vienen a la mente paisajes anteriores, aromas y sentimientos. ¿Te acordás cuando pasábamos las tardes oliendo los jazmines?, lastima que desde que te fuiste perdieron el perfume.

- ¿Te comido fuego?

- Ya sabes sigo tus pasos, espérame al lado la chimenea que primero tengo que prepararlo todo.

La madre de la que nací me ha amargado los labios... por eso decidí huir y escribir las crónicas de un palestino, ya me he olvidado de ella, las letras me besaban por las noches y no necesité mas de su alimento.

- Los duraznos aun no están maduros, toma aquí hay una manzana, no pares de comer, el señor de las babas ácidas nos sigue el rastro desde que cruzamos el umbral y decidimos seguir escapando...

¡Se acerca... aún mas cerca! y elegís parar. Ya no puedo acompañarte.Rompo las cadenas que nos atan y corro hacia el sol... yo no tenia hambre.

¿Pero puede ser que vea bien?... ¿Le estas dando pelea?... ¡No seas estúpido!, grito sin poder emitir sonido alguno, ¡Arrodíllate y reza!. Camino sin mirar atrás, no ha de ser mi suerte convertirme en piedra.

Corro y corro y no llego jamás, mis piernas ya están cansadas, mis huesos se han quebrado y las ampollas de mis pies piden ser lamidas... los buitres me han comenzado a revolotear la mollera... -¡A estos si que no les falla el olfato!.

Historias de un exilio. Me arrastro hasta llegar al mar... quienes me conocen saben que nunca he podido estar sola y era ya la hora de morir.

Pensé que lo mejor para mi orgullo era ser yo quien protagonice la escena... rompí la tela de mis pantalones y busque en la playa dos pesadas piedras, me las amarre a los tobillos y abrí los brazos... En ese momento me atraviesan el pecho (me han encontrado). Veo a la muerte que le sostiene la mano al señor de las babas ácidas y con la otra le resiste la mano a mi madre, mientras el hombre con disfraz de palestino sostenedor de manos (entregador de corderos) empuña firme el arma apuntando a mi pecho.

-Una muerte desafortunada y apropiada para la hechicera con aires de grandeza, quizás era mi suerte convertirme en piedra, quien lo sabe.. quien no lo sabe ya.

(- Ya llegue... ¿Preparaste mi cuarto?, veo que ya prendiste el fuego y serviste vino. Dale nos sentemos y fumemos juntos un cigarrillo como hacen los buenos amigos. Dale, apresura el paso que tengo que contarte una larga historia Abuelo, tengo que contarte las Crónicas del humo.)