martes, 30 de noviembre de 2010

La noche vestida de mierda


Seguramente el tipo no la quiso matar, (dice la señora que cuida a monseñor), ella no respondió lo que el quería oír, y bueno, así le fue. La cosa es que ella amaba más a su madre que a su padre.
- Y… (Pienso por un segundo), que bueno que pudo responder, así es el amor ¿no?. (La vieja me mira con mala cara y se acerca apresurada a las chusmas que se agolpaban para ver al asesino)
Y si, que bueno que Isabel haya podido responder, pero hoy, aquí afuera, está lejos de advertencias, la ambulancia del SAME se la lleva tapada con una bolsa negra que le llega hasta el principio de la raya de sus cabellos, seguramente la van a velar sus tías, si, seguro que Pieve está preparando la sala y sus amigos ya se han empezado a enterar.
Entro a mi casa y prendo un pucho… lloro. La verdad es que la extraño mucho a Claudia, debe ser este olor a muerte que envicia el aire del barrio, pero ella está muy lejos de mí, cada vez más lejos. Y para lo que es peor, está feliz, la he perdido, para la felicidad ya no hay remedio.
Hoy la bruja esta que tengo de amiga andaba con los caracoles en la mano y no tuvo mejor idea que tirármelos a los pies.
Chak, chak, chak, chak…(Silencio)
Se agacha, los recoge, me mira medio con lastima y se da vuelta quejándose en voz baja.
-Ehhhh!!!! ¿Que viste?... Decime que viste che!
La muy yegua apura el paso y se pierde entre los alumnos.
Esto seguramente vio.
Un amante preso al que voy a tener que abandonar, porque que diría la gente. Mi mejor lengua se pondría valiente y acabaría amoratada, trasladada por el SAME vaya a saber Dios a donde, ya ni me importa, ya no me sirve. Pero el peor presagio vendría de las manos de las lagrimas, llanto por mi pequeña, a la que amo más que a mi vida, a la que nuestra sangre nos quema como el acido por las venas y no nos quejamos porque nos gusta, a la que me cuesta mucho dejar crecer y ver en su rostro, un rostro humano.
Pero hay que callar, por Dios (me persigno), pero que va a decir la gente!