Se me acalambran los ojos no puedo parar de llorar... los aviones no dejan de bombardear nuestro pueblo y la vieja canción suena en la radio intentando calmar la desesperanza.
Rompimos las cerraduras y vale decir que lo intentamos todo, pero los rostros siguen estando grises y el cabello ya se ha muerto. Las pestañas me las arranqué cuando el humo nos dejó de bailar en la nariz y eso te fastidió todo el día, me he dado cuenta.
- No podemos salir.
- Vos no queres salir y sostenes mi mano para no perder el control.
El perro nos grita los nombres delatando nuestras identidades al enemigo, que ya nos huele la sangre. Sostengo del cuello del perro y lo ahogo... mato y río... lo que me evidencia ahora es mi goce, prendo un cigarro y espero la muerte...
Pero a la bestia le falla el olfato, ha de ser la basura que ya no huele, que ya no sabe.. ha de ser esta fé que tienes.
Me vienen a la mente paisajes anteriores, aromas y sentimientos. ¿Te acordás cuando pasábamos las tardes oliendo los jazmines?, lastima que desde que te fuiste perdieron el perfume.
- ¿Te comido fuego?
- Ya sabes sigo tus pasos, espérame al lado la chimenea que primero tengo que prepararlo todo.
La madre de la que nací me ha amargado los labios... por eso decidí huir y escribir las crónicas de un palestino, ya me he olvidado de ella, las letras me besaban por las noches y no necesité mas de su alimento.
- Los duraznos aun no están maduros, toma aquí hay una manzana, no pares de comer, el señor de las babas ácidas nos sigue el rastro desde que cruzamos el umbral y decidimos seguir escapando...
¡Se acerca... aún mas cerca! y elegís parar. Ya no puedo acompañarte.Rompo las cadenas que nos atan y corro hacia el sol... yo no tenia hambre.
¿Pero puede ser que vea bien?... ¿Le estas dando pelea?... ¡No seas estúpido!, grito sin poder emitir sonido alguno, ¡Arrodíllate y reza!. Camino sin mirar atrás, no ha de ser mi suerte convertirme en piedra.
Corro y corro y no llego jamás, mis piernas ya están cansadas, mis huesos se han quebrado y las ampollas de mis pies piden ser lamidas... los buitres me han comenzado a revolotear la mollera... -¡A estos si que no les falla el olfato!.
Historias de un exilio. Me arrastro hasta llegar al mar... quienes me conocen saben que nunca he podido estar sola y era ya la hora de morir.
Pensé que lo mejor para mi orgullo era ser yo quien protagonice la escena... rompí la tela de mis pantalones y busque en la playa dos pesadas piedras, me las amarre a los tobillos y abrí los brazos... En ese momento me atraviesan el pecho (me han encontrado). Veo a la muerte que le sostiene la mano al señor de las babas ácidas y con la otra le resiste la mano a mi madre, mientras el hombre con disfraz de palestino sostenedor de manos (entregador de corderos) empuña firme el arma apuntando a mi pecho.
-Una muerte desafortunada y apropiada para la hechicera con aires de grandeza, quizás era mi suerte convertirme en piedra, quien lo sabe.. quien no lo sabe ya.
(- Ya llegue... ¿Preparaste mi cuarto?, veo que ya prendiste el fuego y serviste vino. Dale nos sentemos y fumemos juntos un cigarrillo como hacen los buenos amigos. Dale, apresura el paso que tengo que contarte una larga historia Abuelo, tengo que contarte las Crónicas del humo.)
Srita Tanática, que gusto leerla por acá, de manera virtual.- Disfruto de su lasciva manera de escribir y espero seguir haciendolo.
ResponderEliminarSaludos cordiales!
Respuesta 5 años después..... Disfruto yo haber pasado alguna vez por sus ojos.
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