miércoles, 20 de enero de 2010

Crónicas de humo


Se me acalambran los ojos no puedo parar de llorar... los aviones no dejan de bombardear nuestro pueblo y la vieja canción suena en la radio intentando calmar la desesperanza.

Rompimos las cerraduras y vale decir que lo intentamos todo, pero los rostros siguen estando grises y el cabello ya se ha muerto. Las pestañas me las arranqué cuando el humo nos dejó de bailar en la nariz y eso te fastidió todo el día, me he dado cuenta.

- No podemos salir.

- Vos no queres salir y sostenes mi mano para no perder el control.

El perro nos grita los nombres delatando nuestras identidades al enemigo, que ya nos huele la sangre. Sostengo del cuello del perro y lo ahogo... mato y río... lo que me evidencia ahora es mi goce, prendo un cigarro y espero la muerte...

Pero a la bestia le falla el olfato, ha de ser la basura que ya no huele, que ya no sabe.. ha de ser esta fé que tienes.

Me vienen a la mente paisajes anteriores, aromas y sentimientos. ¿Te acordás cuando pasábamos las tardes oliendo los jazmines?, lastima que desde que te fuiste perdieron el perfume.

- ¿Te comido fuego?

- Ya sabes sigo tus pasos, espérame al lado la chimenea que primero tengo que prepararlo todo.

La madre de la que nací me ha amargado los labios... por eso decidí huir y escribir las crónicas de un palestino, ya me he olvidado de ella, las letras me besaban por las noches y no necesité mas de su alimento.

- Los duraznos aun no están maduros, toma aquí hay una manzana, no pares de comer, el señor de las babas ácidas nos sigue el rastro desde que cruzamos el umbral y decidimos seguir escapando...

¡Se acerca... aún mas cerca! y elegís parar. Ya no puedo acompañarte.Rompo las cadenas que nos atan y corro hacia el sol... yo no tenia hambre.

¿Pero puede ser que vea bien?... ¿Le estas dando pelea?... ¡No seas estúpido!, grito sin poder emitir sonido alguno, ¡Arrodíllate y reza!. Camino sin mirar atrás, no ha de ser mi suerte convertirme en piedra.

Corro y corro y no llego jamás, mis piernas ya están cansadas, mis huesos se han quebrado y las ampollas de mis pies piden ser lamidas... los buitres me han comenzado a revolotear la mollera... -¡A estos si que no les falla el olfato!.

Historias de un exilio. Me arrastro hasta llegar al mar... quienes me conocen saben que nunca he podido estar sola y era ya la hora de morir.

Pensé que lo mejor para mi orgullo era ser yo quien protagonice la escena... rompí la tela de mis pantalones y busque en la playa dos pesadas piedras, me las amarre a los tobillos y abrí los brazos... En ese momento me atraviesan el pecho (me han encontrado). Veo a la muerte que le sostiene la mano al señor de las babas ácidas y con la otra le resiste la mano a mi madre, mientras el hombre con disfraz de palestino sostenedor de manos (entregador de corderos) empuña firme el arma apuntando a mi pecho.

-Una muerte desafortunada y apropiada para la hechicera con aires de grandeza, quizás era mi suerte convertirme en piedra, quien lo sabe.. quien no lo sabe ya.

(- Ya llegue... ¿Preparaste mi cuarto?, veo que ya prendiste el fuego y serviste vino. Dale nos sentemos y fumemos juntos un cigarrillo como hacen los buenos amigos. Dale, apresura el paso que tengo que contarte una larga historia Abuelo, tengo que contarte las Crónicas del humo.)

2 comentarios:

  1. Srita Tanática, que gusto leerla por acá, de manera virtual.- Disfruto de su lasciva manera de escribir y espero seguir haciendolo.

    Saludos cordiales!

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    1. Respuesta 5 años después..... Disfruto yo haber pasado alguna vez por sus ojos.

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