miércoles, 3 de febrero de 2010

El Cuerpo de Cristo... (o, para el muchachito servicial)


El viento comenzó a despeinarme los cabellos y yo procuré no alejarme de la nube de tormenta.

- ¡Dale corre!, ¿Qué esperas, que te parta un rayo?; ¡no ves que en el noticiero dijeron que se venía el fin del mundo!, ¿Qué esperas? ¡Corre!.
Incline mi rostro al cielo, cerré los ojos y comenzó a llover, estiré las manos y acaricie las gotas de lluvia; Creo que a Amalí no le gustó mucho mi idea de que me parta un rayo, la sentí quejarse por lo bajo mientras se alejaba, y quizás tenga razón y sea yo una loca prostituta de los mas peligrosos placeres, y quizás tenga yo razón y sea ella una cobarde más... ¿Quién lo sabe?, y si todo sale bien, nadie lo sabrá.

Esa tarde a pesar de todos los pronósticos ella salió a caminar por la plaza de los mil semblantes y se sentó en un banquito a leer las letras de aquel fulano que le quitaba el sueño por las noches; El ángel gris de los cuentos de Dolina cuando se acerca a su ventana procuraba cerrar bien el saco de los sueños para que la niña de las piernas raspadas tenga en quien pensar en las horas de pernoctar, y ese es el verdadero castigo en toda esta historia, que aquel a quien piensa, duerme cerca de ella todas las noches. Pero el punto es que este muchacho, al que los Dioses han otorgado una belleza incomparable, se había atrevido a empuñar su pluma y a hostigarle todo el cuerpo con sus letargos malogrados... y a ella... y a ella le gustaba leerlo, una y otra vez, y otras incontables veces mas, párrafos y guiones, palabras y letras... cada centímetro que dibujo en el papel sus manos pensando en ella, atraparon su atención y robaron todas sus sonrisas; hasta que por fin cayó en cuenta que todos los pronósticos estaban acertados en su mensaje apocalíptico, la bruja, la actriz, la niña de las rodillas raspadas, la mujer de los ojos negros y el cabello revuelto, la hechicera y mariposa negra, la mujer vestida de mascaras y nombres alquilados, ésta mujer prostituta de placeres peligrosos, ésta que cuando se acerca el fulano no sabe que hacer y cuando se va, lo sueña en su cama desgarrándole la piel con su boquita de niño lindo, esta que atiborra su boca de granos de café y espera que él acerque su taza de agua caliente para beber juntos, esta idiota que cree que las palabras del fulano son solo de ella, sin querer saber que están mas gastadas que la moneda que gira en su bolsillo cuando camina por las calles del laberinto en donde vivimos; Si, esta idiota que lleva en su vientre los hijos bastados de padres sin rostro ni voz y que llora como niña y guarda los papeles en su morral de baratijas. ¡Si!, la maldita impostora que se acomoda los cabellos, que se seca el rostro y se pinta los labios fingiendo tener todo controlado, y que ni bien se para de ese puto asientito de plaza apresura los pasos y divisa a lo lejos los movimientos de este fulano que viene corriendo a su encuentro, lo choca, lo huele, lo acaricia, el la besa, la lame, la despeina, la desviste, come de sus labios color frutilla todas las frutillas que ella guardó solo para el; ella lo desviste, lo sabe, le saca con la lengua el perfume gastado de las señoritas que la precedieron, lo tira al colchón de adoquines y luces, le canta, y el le sonríe, le aprisiona con sus piernas blancas el poderío de su sexo y gime con fuerza, el le arranca el sostén y acaricia sus pechos de niña, le dibuja con sus manos las caderas, la sostiene, la rasguña, la penetra aún con más fuerza y ella le grita al cielo tronando sus manos contra el piso, haciendo tronar también el cielo; el sudaba palabras, ella sudaba lujuria y lo inundaba, el la lamía como un perro sediento y desgarraba con sus dientes blancos la cereza de sus pechos hasta que se desato la gran tormenta, ella estiraba su lengua como cántaro para recoger el agua que lloraba su padre, el estalla, ella lo mira con los ojos oscuros, lo besa, se para con las piernas cansadas, recoge sus vestidos del piso y tambaleándose en sus tacones viejos camina sin mirara atrás hasta perderse entre los árboles; el se arrodilla desnudo y comienza a llorar, mira al cielo y le pide perdón a su padre por enamorarse así de su hermana; pero es demasiado tarde...

- “Ultima noticia: El Apocalipsis no fue ni eso, nuestra ciudad ha sido azotada por los castigos de un padre que solo se cobró una victima, se trataría de un joven, aproximadamente 23 años, hermoso según dicen. Se sabe que murió inmediatamente después que un rayo lo redujera a cenizas, solo se ha podido encontrar su corazón intacto, los médicos y los curiosos que han observado el extraño fenómeno no encuentran explicación, ¿Estamos acaso frente una señal de Dios, de algún milagro de aquel?; Una señorita de extraña belleza y de imagen dejada reclama sus restos adjudicando ser su mujer y la madre de un hijo del fulano que todavía lleva en el vientre; los médicos, el Papa y todos los estúpidos ciervos de Dios le realizarán las pericias correspondientes a la señorita identificada con el nombre de Magdalena, podría tratarse, dicen los que no saben, del hijo del mismísimo Jesucristo, o del mismísimo Luzbelito. Ampliaremos”.

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