jueves, 14 de junio de 2012

15 años, el tótem de los músicos, la bella y la bestia.

Perdóneme padre, porque he pecado. El problema es que siempre me han gustado los músicos, No sé muy bien por qué, Debe ser por este nombre que porto. Cecilia. A mí ellos me tocan, me piden, Y me rezan. Si padre, me rezan. Pero ninguno me ama. Esta fiera costumbre de endulzar el oído de las bestias. ¿Sabe alguien que los santos, Más aún las santas somos crueles? No, evidentemente nadie se enterado aún. Pero esta vez padre, esta vez se me fue la mano. Las sabanas saben… ...Claro que saben. Derretimos escenarios y los empapelados de los hoteles, Lugares donde la gente no reza más que al propio deseo, Y pide más, siempre más. Que Dios me castigue, con látigos y mordazas, Porque no puedo renunciar al pecado, Y cedo... siempre cedo.